Así se llama esta entrada porque es ahora cuando ha decidido hacerlo, no antes ni después, ahora toca porque él ha decidido que toca.
Él y él, los dos, ellos, y de mi observación deduzco, no corroboro, que uno de ellos decidió que es ahora porque es ahora cuando quiere estar con su hermano y quiere compartir los mismos intereses. O no... La cuestión es que este es el momento escogido.
Fui a natación de bebés con Juan entre su sexto y octavo mes de vida, y lo dejamos. No nos sentíamos cómodos, por alguna razón aquello no funcionó.
Repetimos cuando tenía 19 meses de vida. Pablo dormía en el pecho de yeya mientras nosotros nos poníamos manos a la obra... Pero tampoco funcionó. Llegaron los: "tienes que soltarlo para que se acostumbre" "a ver si lo metemos por el aro y se tira sólo a la piscina"... Mi sonrisa y un mensaje de: "quizás le apetezca en otro momento, hoy parece que no es el día", acompañaban a quien con toda su profesionalidad me daba esas indicaciones, y con un abrazo bien fuerte y una caricia en su naricita acompañaba a quien necesitaba toda la seguridad para ser autónomo y tomar la decisión. Cuando los consejos se convirtieron en presión y mi hijo "no podía" jugar a las ranitas (un juego muy divertido que consistía en recoger elementos del fondo de la piscina en la que hacía pie) cada vez que el quería, dejamos de ir. Sí, dejamos de ir.
Decidimos, su padre y yo, que volvería a la piscina cuando tocara... Y ahora tocó.
En estos veranos ellos han tenido la piscina accesible, y también el mar... Acompañados, abrazados a nuestro cuello, cerca de ellos aunque hicieran pie, aunque tuvieran elementos que les permitieran flotar, ellos necesitaban esa seguridad.
Hace unos meses Juan manifestó interés por el surf, y se decepcionó al saber que aún no podría por no saber nadar. Y, hace algunas semanas, se emocionaba viendo a su amigo I. sumergirse en las olas del mar. Entonces me dijo: "cuando estemos de vacaciones quiero aprender a nadar y a meterme debajo del agua"... Y hace dos días lo recordó. Y lo demás surgió.
Ahora toca nadar porque ellos han escuchado su cuerpo, sus miedos... Y también es ahora porque ahora es cuando aparece el interés... Y nosotros aquí, acompañándoles y permitiéndoles ser y decidir.
Leo esta entrada hoy a pesar de que la tenía pendiente desde hace tiempo.
ResponderEliminarHace unas semanas, bañándome con G en la piscina, me dijo: "quítame los manguitos". Y así lo hice. Al principio se iba hacia el fondo, pero en pocos minutos se mantenía a flote. Y un rato después era capaz de nadar dos metros.
Ver su cara de felicidad, el orgullo que mostraba su sonrisa y su determinación por practicar y practicar han sido un regalo para mi corazón.
Un día, cuando el consideró que era el momento de nadar, desaparecieron los miedos. Un día. Sin más.