miércoles, 20 de junio de 2012

Actividades de verano

Estas son las actividades que con mucha ilusión hemos organizado para el verano 

Queremos acercar un poco más el trabajo y los servicios que desde Jugar y Crecer feliz se ofrecen y compartir en familia un rato agradable de juego y mucha diversión.

Reserva tu plaza llamando al 619 164 067 o en jugarycrecerfeliz@gmail.com ¡son limitadas!

La información más detallada acerca de los talleres la puedes encontrar aquí, y sobre el lugar en el que se van a realizar aquí.

martes, 19 de junio de 2012

Observar, jugar y aprender

Cuando nos convertimos en madre, padre, o educador de un pequeño, muchas veces y sin quererlo tendemos a comparar sus "hitos", sus avances y logros, con el del resto de niños que nos rodean. En ocasiones podemos incluso cuestionarnos nuestra labor como mediador o guía en esta fase de crecimiento y aprendizaje al ver que nuestro/a pequeño/a no hace lo mismo que los demás o no le interesa las mismas cosas. Y aunque sabemos que no existen dos seres humanos idénticos en ese momento parece que no lo recordamos y podemos incluso frustrarnos.

Observar a nuestro hijo/a se convierte en la clave del éxito.

¿Éxito? Sí, el éxito de conocer mejor a nuestro pequeño, sus gustos, intereses, prioridades... y saber ofrecerle alternativas de juego y ocio acordes a estos. Una manera más de vincularnos a él desde el respeto y ofrecernos como acompañantes en esta aventura de crecer y también en la de aprender.

Hace unos días participando en un congreso fabuloso (I Congreso Nacional Maternidad Multitarea), hablando en clave de educación y procesos de aprendizaje, varios de los ponentes hacían referencia a esta acción tan importante: OBSERVAR. Y, observar, también es parte fundamental para diferentes autores de diversas corrientes pedagógicas: José Antonio Marina y su "Educación para el talento", Sir Ken RobinsonHoward Gardner y la "Teoría de las Inteligencias Múltiples", y algunas más antiguas como el Método Montessori, entre otras. 

Pues eso, en observar está la clave. Pero, ¿cómo? ¿qué hago? ¿cuándo?... más y más dudas. A lo largo del día observamos de manera natural si al peque le apetece o no comer, si le ha gustado la comida, si necesita dormir, si quiere un abrazo o si por el contrario necesita su espacio. Con el juego es lo mismo: ver, sentir, ponernos en su piel, valorar, preguntar... todo de manera natural, espontánea, como espontáneo es el niño y el propio juego.

Quizás tenemos en nuestra cabeza la idea equivocada, yo la primera, de que jugar con el niño es básicamente coger un juguete y explicarle cómo se utiliza, dónde van las piezas, cuál es su correcta utilización y cómo no debe usarlo... y es en todo ese "trajín" dónde se pierde esa esencia de observar, de conocerle y por qué no decirlo, de aprender también de él. No quiero decir con esto que no juguemos con nuestros niños, que no interactuemos o que no expliquemos los usos de ciertos juguetes, ¡claro que no! nosotros somos su modelo, aprenden observándonos y compartiendo estas experiencias con nosotros. A lo que me refiero es que debemos quitarnos la loza de guiar al niño y enseñarle, y dejar que experimente y descubra por sí mismo. Cada cosa tiene su momento, y tienen que tener ese momento de exploración sin que se les juzgue, limite o se le guíe.

En esos ratitos en los que tiene "el mundo a sus pies", en el que decide qué y cómo utiliza, en el que un pedazo de papel se convierte en un coche o una pelota en un perro... es cuando realmente podemos observar. Su imaginación no tendrá limites y sacará su yo interno, el que desea ser un pirata o una jugadora de fútbol, el que ama los animales o prefiere contemplar las estrellas, el que canta a ritmo de tambores o   le entusiasma contar cuentos. el que ordena los elementos de manera muy estructurada o el que el caos es su orden... Nosotros desde la distancia le miramos descubriendo sus inquietudes y asimilándolas... eso es observar. Pensamos qué juegos ofrecerle, qué actividades proponerle y cómo preparar su entorno para que sea motivador, estimulante y apetecible... ese es el objetivo de observar.

En cuanto a las actividades, no necesitamos grandes inversiones ni rompernos la cabeza. A los niños les gusta jugar y explorar con lo que les rodea, y ¿qué mejor que contribuir al desarrollo de su imaginación reutilizando los materiales de casa?. Por ejemplo, que le gustan los coches, pues con una garrafa podemos fabricar uno... que le gustan los animales, también con una garrafa podemos fabricarlo... También contribuimos al desarrollo de la creatividad: la de ellos y también la nuestra.

Si el niño descubre que sabemos y respetamos sus gustos, que le hemos observado y que puede disfrutar de las cosas que le gusta, estará muy feliz, se sentirá querido, forjará una buena autoestima... y todo ello contribuirá al desarrollo de una personalidad equilibrada.

Y si volvemos al principio de este texto, y a lo que el niño va o no aprendiendo, es importante recordar que cada niño tiene su propio ritmo y que debemos respetarlo, pero también es cierto que cuando un niño se implica en una actividad o juego que parte de sus propios intereses cada día quiere conocer más cosas, descubrirlas... surgen las preguntas, los "¿por qué pasa esto?", y además todo lo que aprende lo aprende de manera significativa, desde su propia experiencia, disfrutando, jugando... siendo feliz.

lunes, 11 de junio de 2012

Preparar su cumpleaños

Siempre he considerado el día de cumpleaños un día especial, importante, para festejar y celebrar. Como dijo una amiga hace muy poco:  "es el día en el que llegamos a este mundo, es el día en el que celebramos nuestra llegada y el inicio de nuestra historia".

A lo largo de la vida he conocido personas para las que esa fecha es una más del calendario, no les gusta festejarlo y ese día no es especial. Evidentemente lo respeto... pero yo soy el polo opuesto: ¡¡¡me encantan los cumpleaños!!!

Se acercaba la fecha en la que Juan iba a cumplir los dos años y en mi cabeza fluían muchas ideas para celebrarlo: en un local, en casa, en un sitio exclusivo para eso... no sé... ¡miles de ideas! Lo que tenía muy claro es que quería una fiesta en la que de verdad él fuera el protagonista, celebrando "el comienzo de su historia", con las cosas que más le gusta y la compañía que le agrada, y por supuesto que mamá iba también a sacar lo mejor de sí para ofrecérselo... y ya verán más adelante por qué digo esto.


Finalmente nos decantamos por celebrarlo en uno de los mejores lugares que conozco para familias, Café délices, entre otras cosas porque a Juan le encanta jugar allí, la compañía de las chicas que lo llevan, sus peques y los dulces que preparan... ¡un valor seguro para la tarta!. Por otro lado preparé una fiesta en la que hubiese cierto toque de magia, fantasía, expectación, "pringue", música... y todo relacionado con los gustos de mi chiquitín: números, animales, pintar, cuentos... ¡qué ilusión! y, el resultado... mejor de lo que esperaba... lo puedo asegurar.


Llegamos a la cafetería y... ¡ooooh! la canción favorita de Juan de fondo y una enorme pizarra con un mensaje de bienvenida llena de números. Cintas azules y pequeños detalles desde el cariño y las ganas de ver al homenajeado feliz.



  

Cuando ya habían llegado los niños... ¡tachán! apareció mamá (o sea yo) con la maleta de los cuentos... y como no podía ser menos, hice una pequeña función para todos los pequeñines y en especial para el mío. Al estar entre amigos y familia (para mi el público más difícil) y los nervios por ser el cumple de mi hijo, no puedo valorar la calidad de mi actuación, pero sí que puedo decir que había magia en el ambiente, ojos abiertos esperando saber qué le pasaría a la "Ratita presumida" o al " Elefante despampanante", sonrisas mientras cantamos los "Cinco lobitos" o "Cucú cantaba la rana", bebés atentos a la "Sra. Rana", y a mi pequeño protagonista pendiente a su mamá desde que apareció tocando una campanilla, buscando secretos en la maleta de los cuentos... pero especialmente sorprendido con el cuento final: "Un cuento para Juan", el cuento de la historia de su vida... más de algún asistente compartió esa emoción y más magia, si cabe, se respiraba en el ambiente.







Una vez metidos en faena... ¡pintamos un cartel gigante para el cumpleañero! con ceras, pinceles, dedos... ¡todo pringado! y todos disfrutando.












No faltaron caras maquilladas de animalitos e insectos, ni disfraces, ni juego, muuuuucho juego.
Y para terminar soplamos las velas de una deliciosa y preciosa tarta de números y chocolate, que dejó a Juan con la boca abierta... ¡para comerse un trozo gigante!. 



Gracias a quienes nos acompañaron en este día tan especial y disfrutaron con nosotros de esa magia... realmente nos lo pasamos genial pero sobre todo Juan: sabía que era su fiesta, que era un día importante y que sus amigos vinieron a jugar con él, se sintió querido y arropado hasta tal punto que tuvo sus cinco minutos de gloria de baile en pista... ¡ni yo misma me había imaginado que hiciera algo así!. Estaba cómodo, a su aire, de verdad que es de las pocas veces que le he visto tal grado de euforia... y mira que Juan es de todas todas un niño feliz.


Cómo me dijo otra amiga: "las cosas hechas desde el amor son las que mejor salen"... y en esa sala había mucho amor... porque como también dice el proverbio africano: "para educar a un niño hace falta una tribu entera" y ahí estaba la suya, celebrando el día en el que su historia comenzó.