viernes, 20 de abril de 2012

¿A qué jugamos?

O como diría mi pequeño: "mamá ¿qué hacemos?", se convierte en una de las preguntas más formulada por los niños.

Según la R.A.E. , en la primera acepción del término, jugar es "hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse", por lo que con esta definición entendemos que el objetivo del peque es pasarlo bien, pero... ¿haciendo qué?. Continuando con este significado, la actividad en sí misma es  imprecisa... es "algo" sin concretar. Así que a la pregunta de ¿a qué jugamos?... podemos responder con un... ¡a lo que sea!.

Cuando pasamos muchas horas con un niño o niña solemos conocer sus gustos, intereses, sueños, etc., y, si además hemos sido buenos observadores (esto merece una entrada independiente), tendremos muchas pistas para ofrecerles con éxito la diversión que andaban buscando. Parece sencillo, y realmente creo que lo es, pero entonces ¿por qué a veces nos cuesta tanto saber qué hacer con él/ella?. Posiblemente y debido a toda la información que tenemos al alcance, estamos saturados con cuestiones como: debe ser un juego con el que trabaje una destreza o aspecto del desarrollo, debe tener normas para que las vaya asimilando, debe ser un juego o juguete homologado de tales materiales y resistente a mil y un choques... que no prestamos atención y perdemos la capacidad de descubrir en lo cotidiano esa actividad o juego y creemos que es indispensable un juguete específico o similar. Con ello, no quiero decir que todos los aspectos enumerados anteriormente no sean importantes, al contrario, si no lo fueran este blog tampoco tendría mucho sentido, pero sí considero interesante saber utilizar esa actividad cotidiana y convertirla en un juego. Pongo un ejemplo que sirva de ilustración. A mi Juanillo le encanta tanto los números que tiene puzzles, libros, dibujos en la pared, etc. y también le gusta mucho limpiar.  En alguna ocasión, cuando pronuncia las palabras mágicas "mamá ¿qué hacemos?" yo podría plantearle lo siguiente: "Juan, pensaba poner una lavadora, ¿me acompañas? tú puedes encargarte de contar los calcetines y meterlos y después ayudarme con el jabón ¿te parece?". A menos que entre tanta explicación se le haya ocurrido otra idea mejor, lo más probable es que de su boca salga un "¡¡¡¡sí!!!!" y vaya corriendo a la cesta de la ropa. ¿Está jugando?... según la definición con la que empezamos sí: está entretenido y alegre mientras ayuda a su mami a hacer la colada, y si me atrevo a plantear un  "¿te gusta hacer esto?", con sus ojos iluminados y la sonrisa de oreja a oreja me dirá "si le gusta a Juan". Otra curiosidad: ¿qué pasa con todas esas destrezas a tener en cuenta, con las normas, con los materiales...? ¿aparecen en este juego?... ¿qué creen ustedes?.

Teniendo presente esta reflexión, quizás lo que nos parecía tan complicado ahora nos resulte fácil... incluso  un reto motivador... ¿a qué puedo jugar con mi niño/a?.

Si volvemos al concepto inicial: "jugar es hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse", deducimos que podemos hacer cualquier cosa jugando, lo que nos propongamos, como aprender los contenidos de la escuela/educación formal (esto también merece su propia entrada). Seamos creativos y, si sospechamos que no lo somos, apoyémonos en las experiencias y sugerencias que otros nos ofrecen... Porque jugando, los niños crecerán felices.

4 comentarios:

  1. Ay amiga, cuánto me ha hecho reflexionar esta entrada...
    ¿A qué puedo jugar con mi pequeño de 18 meses? muchas veces me frustro con este tema, porque como bien comentas, tenemos a nuestro alcance un montón de maravillosos materiales didácticos, de información para enseñar a aprender, etc y cuando llega el momento de la verdad, le propongo a mi hijo diversas actividades y, o bien pasa directamente porque no entiende el concepto que estamos trabajando,como por ejemplo, los colores, o su capacidad de concetración es mínima porque no las considera lo suficientemente atractivas. Sólo se concentra en lo que realmente le interesa; transportar objetos de un lado a otro, insertar, meter y sacar objetos,etc, además de pintar con pinceles que le encanta y de colaborar conmigo en las tareas de casa, sobre todo con el fregadero, en el que pasaría horas y horas, llenando y vaciando cacharros, removiendo con espátulas,cucharas y demás.
    Y es aquí cuando me pregunto, ¿es esto suficiente? ¿debo dejarlo a su ritmo y ya aprenderá? o por el contrario, ¿hay algo que no estoy haciendo bien y por eso no aprende otros conceptos? ¿acaso no sé enseñarle a jugar? o ¿no me he fijado lo suficentemente en él y no conozco sus intereses?.
    Pues bien, todas estas reflexiones también vienen derivadas del siguiente párrafo que leí recientemente: "La estructuración gramatical del lenguaje refleja el grado de evolución intelectual; es decir, cuanto más estructurado está el pensamento más lo está el lenguaje. Lo que viene a significar que si un niño habla muy bien, piensa muy bien" Enséñale a aprender.
    Cosas como estas me hacen sentir confusa...
    Muchos besos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Linda hadita... me ha encantado tu reflexión, entre otras cosas porque tú misma te has dado respuesta a ciertas cuestiones. Espero no extenderme mucho.
      En cuanto a la evolución intelectual y el lenguaje, es algo relativo Acerina, porque sabes que existen autores con propuestas alternativas al concepto de inteligencia que en la actualidad se da como válido e irrefutable, por lo que, leyendo según que obras la percepción de ese parámetro cambia.
      Observación y juego de Hugo: tú has dado con la respuesta... conoces a la perfección a Hugo, sabes qué le gusta y entretiene... y quizás el problema está en lo que comentaba en la entrada: creemos que las actividades deben ser o estar planteadas de una manera concreta que el resto, si no sigue dichos patrones, nos rompe los esquemas, pierde valor y además nos frustra. Y siguiendo con esto, ¿qué es suficiente para ti? ¿qué expectativas tienes del juego que él practica? si quieres trabajar conceptos e ideas que a él no le resultan interesantes por si sólos, puedes utilizar sus juegos para acercarlos (siguiendo tu ejemplo: los colores, hazte con juegos de vajilla de plástico de colores variados y cuando están fregando haz juegos como: "ahora vamos a limpiar solo los cubiertos de color verde" o con ese mismo juego de vajilla prepara algunos recipientes de plástico y que separe cada grupo de cubierto por colores en recipientes distintos, que los trasporte al mueble de la cocina, etc...).

      De todos modos, Hugo tiene 18 meses y un entorno que favorecen totalmente su desarrollo físico, intelectual y emocional a la perfección... cada niño tiene un ritmo y el de Hugo es el suyo... pero que además coincide con el que según muchos autores "toca" con la etapa en la que está.

      Amiga, espero haber aportado algo con mi respuesta. Agradezco tu comentario porque me ha dado para preparar más de una entrada relacionada con tus planteamientos.

      Mil besitos madraza <3

      Eliminar
  2. Me ha encantado esta entrada y los comentarios posteriores. Yo también me siento confusa. Tiago tiene 7 meses y me lío con todo lo que enumerabas a la hora de decidir jugar. A veces pienso que no sirvo para ello. Pero me has hecho reflexionar y tus palabras me están enseñando y ayudando: no es tan difícil!

    Gracias!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Virgina, muchas gracias por alimentar el blog ;) y especialmente por tus palabras hacia mi trabajo. Yo también tengo momentos en los que pienso que igual no lo estoy haciendo bien... pero creo que es normal porque nos tomamos en serio nuestra responsabilidad de ofrecer a nuestros hijos lo mejor para que sean personas resueltas cuando crezcan. Pero, ¡por supuesto que sirves para ello! Nadie mejor que tú para jugar con él.

      Este espacio está abierto para que pongas cualquier cosa que se te ocurra, si quieres ayuda sobre cómo orientar algún juego, o simplemente compartir una experiencia.

      Un abrazo enorme

      Eliminar