martes, 24 de abril de 2012

Despertando los sentidos

Durante los primeros años de vida de un ser humano, según muchos autores durante los seis primeros, nuestro cerebro está asimilando toda la información y desarrollando aquellas capacidades que en la vida adulta vamos a necesitar para "sobrevivir"... y en cada contexto cultural o tipo de sociedad destacarán unas más que otras. Por ello durante este periodo tenemos que mostrar al niñ@ estímulos que favorezcan esa apertura al mundo y garantizar, en la mayor medida en que podamos, una buena adaptación al medio que repercuta en el logro de la supervivencia. Dicho de otra manera, tenemos que ofrecer a nuestros peques la posibilidad de desenvolverse en el medio que les ha tocado vivir de manera satisfactoria.

Los sentidos aquí se convierten en los protagonistas; son ellos los que aportarán diferentes percepciones con las que el niño o niña construirá la realidad: su realidad.

Los bebés están descubriendo a cada instante y sin descanso el mundo que les rodea, implicando en esa tarea los órganos sensoriales: sus ojos, su nariz, su boca, su oído y su piel. Desde antes de nacer ya los han estado utilizando y ejercitando, y una vez han salido del vientre de su mamá tienen por delante todo un universo por explorar con ellos.

En los primeros meses del bebé lo más importe es colmarlos de afecto, alimentarlos y ofrecerles la seguridad que reclaman y necesitan, pero también acompañarlos en ese proceso de despertar los sentidos. Para quienes practican el método piel con piel y una crianza con apego utilizando fulares y demás, es mucho más sencillo ya que todos sus sentidos están constantemente siendo activados y estimulados por las sensaciones que ello produce: la voz de mamá cuando habla, el calor y el contacto con la piel, participar en la vida cotidiana pudiendo observar y escuchar en todo momento lo que sucede alrededor, teniendo al alcance múltiples objetos cotidianos de diferentes texturas, sabores, olores... ¡todo un mundo de posibilidades!. También  es importante saber que con cualquier actividad que hagamos con nuestro chiquitín estaremos activando e impulsando el desarrollo de dichos sentidos: hablar con él/ella, cantarle, masajearle, acariciarle, dejar que inspeccione los objetos que tiene a su alcance, oler los aromas de su entorno, etc.; sin olvidarnos de que no es aconsejable ni los ruidos ni olores fuertes por los daños que puedan ocasionar en los órganos correspondientes. Tampoco debemos pasar por alto los ritmos del niño y lo que demandan en cada momento y ceñirnos a jugar con ellos cuando están fresquitos y activos, ya que de lo contrario estaremos generándoles estrés.

A medida que van creciendo sería interesante seguir en la misma línea de juegos sensoriales y ampliar un poquito más en concepto y forma, ya que ellos también se van haciendo más sofisticados en sus propios juegos. En próximas entradas publicaré actividades sensoriales para diferentes tramos de edad que puedan desarrollar en diversos contextos: playa, campo, casa, parque, etc.

Es emocionante observarlos y acompañarlos en esta gran aventura... y quizás nosotros podamos redescubrir con ellos sensaciones dormidas en nuestra memoria.

5 comentarios:

  1. Los aprendizajes de los niños son mejores cuantos más sentidos intervengan en el mismo. ;-)

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    1. Me encanta esta entrada!! no hay mejor manera de aprender que tocando, oliendo, saboreando, observando y escuchando, este tipo de aprendizaje quedará grabado para toda la vida!!
      Muchos besos!!

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  2. Me encanta lo que escribes. Espero impaciente que publiques los juegos sensoriales!!!!
    Besotes

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    1. Muchas Gracias Virginia! Espero no tardar en publicarlos. Un beso.

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