domingo, 1 de diciembre de 2013

¡Ha llegado Navidad!

A casa... ¡ha llegado la Navidad! y para comenzar el finde navideño nos fuimos a la mesa con unas tortitas mañanearas para desayunar... ¡Riquísimas!





Utilicé esta receta, sustituyendo la leche por bebida vegetal y la mantequilla por aceite. Se quedaron muuuuy esponjosas y las acompañamos con miel, según Juan para tener energía y después de limpiar poder montar el árbol.

El montaje fue entretenido porque llevaban deseando colgar las bolas y hacerlo brillar desde algunos días y ¡por fin llegó el momento!. El árbol que nos ha acompañado durante 8 años y sus bolas, en otras ocasiones colocadas en armonía (según mi criterio, claro está) y con un lugar concreto asignado (fruto de mi manía por intentar controlar hasta el más mínimo detalle ;) ), descubrieron que existe un mundo de posibilidades y fantasía... Las bolas más pequeñitas que para mi deben ir en la parte alta, salpican ahora la zona más baja del abeto (es donde alcanza Pablo con sus manitas); da igual si existen espacios vacíos y sin apenas brillos, porque en otro lugar se reúnen todas las bolas a dar una fiesta; y eso de que una vez colocadas ya no vuelven a moverse hasta su recogida en enero... ¡pasó a la historia!, igual las cogen para hacer que son manzanas como tesoros escondidos. Recordé aquellas mañanas de Navidad que junto a mis hermanos y mi madre decorábamos la casa y cantábamos villancicos junto al portal.




Por la noche, una vez dormían todos, terminé de preparar los calendarios de adviento que llevaba algunos días diseñando (dedicaré en estos días una entrada concreta para explicar cómo lo estamos haciendo y cómo lo elaboré). Y me fui a la cama deseando que amaneciera para ver sus caritas frente a los paquetitos y mensajes.



¿Les había dicho que me encanta la Navidad? ;)

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